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Las protestas de los padres del colegio
San Vicente de Paúl no han caído en saco roto
y sus deseos de ver desmontada una antena de telefonía
móvil en las cercanías del centro de la Rambla
se harán realidad dentro de unas semanas, si se cumple
la promesa realizada por la alcaldesa ayer.
Pilar Barreiro confirmó a un grupo de madres con las
que se entrevistó que en la próxima Comisión
de Gobierno, que se celebrará la semana que viene,
a lo sumo la siguiente, se llevará para su aprobación
la demolición de esta antena de telefonía móvil.
Fuentes municipales señalan que esta estación
radioeléctrica es ilegal porque carece de la correspondiente
licencia para su instalación. Si en su día no
se le otorgó el permiso es porque incumplía
la normativa municipal ya que, puntualizan las mismas fuentes,
sobrepasaba la distancia mínima que debe de haber entre
un núcleo de población y estas antenas.
El colectivo de padres que han denunciado su existencia asegura
que esta instalación está perjudicando a la
salud de sus hijos. Fuertes dolores de cabeza, cefaleas, y
en algunos casos vómitos y trastornos digestivos, son
algunas de las dolencias que están sufriendo los escolares,
y según estos padres, por los efectos de la antena.
«Estos mismos síntomas los tienen los trabajadores
de un concesionario de coches que está cerca del colegio,
los empleados de una gasolinera y muchos vecinos de la zona
que nos apoyan», señala una de las madres, Ascensión
Miedes.
La inquietud en el San Vicente de Paúl ha llegado
hasta tal extremo que también ven relación entre
la antena y las muertes de dos niñas de doce y catorce
años ocurridas en los tres últimos meses. Ambas
sufrían cáncer y una de ellas murió de
leucemia en veinte días, comenta Ascensión.
A estas muertes, se les suma la enfermedad de un tercer niño
que se encuentra hospitalizado en estos momentos por un tumor.
Las alumnas fallecidas daban clase en el pabellón
que el centro escolar destina a los cursos de Secundaria y
según los padres es la parte del colegio que está
más cerca de la antena.
Zonas sensibles
La ordenanza municipal que regula la ubicación e instalación
de antenas y que se aprobó en julio del año
pasado especifica que las estaciones radioeléctricas
deben estar a un mínimo de cien metros de distancia
y si se trata de una zona especialmente sensible por la existencia
de un colegio o un hospital, como es el caso, se debe acreditar
la instalación de la antena con un informe que justifique
la minimización de los niveles de exposición.
Barreiro comunicó al grupo de madres con las que dialogó
que la antena pertenece a Telefónica y según
fuentes municipales en la instalación aparece el nombre
de Telefónica Móviles SA.
Este periódico se puso en contacto con la empresa,
que negó en rotundo que esta instalación les
pertenezca. Aseguran que por esa zona tienen tres estaciones
pero que están a más de 500 metros de distancia
y la que origina la polémica está a unos cien
metros.
Otras fuentes consultadas por este periódico aseguran
que es Amena la que hace uso de esa antena de telefonía
móvil.
La Politécnica
verificó que las emisiones eran muy bajas
S. T./CARTAGENA
La antena situada junto al colegio San Vicente de Paúl
pasó en 2002 el test que el grupo de investigación
de ingeniería de microondas, radiocomunicaciones y
electromagnetismo de la Universidad Politécnica de
Cartagena realizó para comprobar su nivel de emisiones.
El resultado de las pruebas avala la inocuidad de la instalación,
ya que los niveles registrados estaban muy por debajo de los
que fija la Orden Ministerial del 11 de enero de 2002.
Uno de los miembros de este equipo de investigación,
Antonio Sánchez González, ve muy improbable
la relación entre las dolencias de los estudiantes
y las emisiones de la antena. «No somos médicos
sino ingenieros en telecomunicaciones, pero con la información
que se dispone en estos momentos no se puede determinar una
causa y un efecto».
Algunos padres sostienen la teoría
de que la operadora que hace uso de la antena pudo reducir
las emisiones durante la realización de las pruebas
y entrar así en los límites permitidos. Para
Antonio Sánchez «es muy improbable que ocurriera
eso porque las empresas no tienen por qué saber cuándo
se están haciendo verificaciones». Aunque también
reconoce que no pueden comprobar si una antena ha disminuido
sus emisiones: «Tan sólo podemos saber si está
encendida o apagada».
A día de hoy, la ciencia no ha demostrado
que existan factores perjudiciales para la salud del hombre
en este tipo de instalaciones, aunque igualmente ha sido incapaz
de zanjar esta polémica avalando una inocuidad segura.
Por eso, la Comunidad Europea recomendó una serie de
medidas para que los países las adoptaran para prevenir.
En España se determinó que estas medidas sean
de obligado cumplimiento.
«Estamos
muertos de miedo y muy indignados»
S.T./CARTAGENA
El
temor se ha extendido entre los padres del colegio San Vicente
de Paúl ante la posibilidad de que las emisiones de
la antena que está cerca del colegio esté minando
la salud de sus hijos. Los rumores van y vienen y nadie sabe
con seguridad si la instalación es peligrosa o no,
pero todos coinciden en que los síntomas que presentan
muchos alumnos no son una mera coincidencia.
Alrededor de 200 padres se reunieron ayer
en el local social del barrio de San Antón. No lo hicieron
en las instalaciones del centro escolar porque, según
un padre, ni la APA ni la dirección del San Vicente
de Paúl los apoya en esta cruzada. «Sólo
nos dan largas e incluso alguien de la asociación ha
llegado a decir que si a los niños les duele la cabeza
que se tomen una aspirina».
El debate de ayer sirvió para explicar
cuál había sido el compromiso al que habían
llegado con la alcaldesa. Muchos de los asistentes se mostraron
recelosos porque vieron tras las buenas intenciones del Gobierno
local una promesa más a dos días de las elecciones.
«Estamos muertos de miedo y muy indignados porque esto
se podía haber solucionado antes», dice otra
madre. Por ahora, esperarán a que se celebre la próxima
Comisión de Gobierno.
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